El matrimonio entre Leah y Alex salió a la luz, fue lanzado al aire como una granada activada a manos del enemigo, quien estaba dispuesto a aprovechar cualquier debilidad para separarlos. Sin embargo, ellos estaban listos para enfrentarse a todas las armas que apuntaban en su dirección.
¿El problema? La mitad de ellas estaban empuñadas por sus propias familias.
La unión entre los herederos de los McCatney y los Colbourn marco el inicio de una batalla campal, y los secretos que sus padres habían enterrado en el pasado estaban a punto de abandonar sus tumbas para llenarlo todo de sombras, lágrimas y dolor.
Leah y Alex sabían que nos veríamos fácil, que sus padres y enemigos lucharían con uñas y dientes para separarlos, y estaban listos para enfrentar al mundo entero solo para mantener a salvo su vibrante relación, pero no tenían idea de que los errores de sus padres los alcanzarían como una bala perdida, no se imaginaban el peligro inminente que los acechaba. Un peligro que no solo pondría en riesgo su matrimonio, sino también sus vidas.
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