Adquirir una propiedad es una decisión trascendental para la mayoría de las personas. Hay casos de inversionistas que suelen comprometer el patrimonio personal o familiar, y con ello el ahorro de muchos años. Comprar un inmueble puede ser un atractivo negocio para quien desee invertir de forma segura.
Sin embargo, suele ser una experiencia desconocida y poco habitual para el común de las personas.
Conozco gente que ha invertido los ahorros de toda la vida para pagar la cuota inicial de una casa, o parte de su precio, y para pagar el resto ha tenido que recurrir a la solicitud de créditos bancarios, los cuales tienen como requisito indispensable constituir una garantía hipotecaria con plazos que llevan hasta veinte años para pagar, lo que representa un endeudamiento casi que por el resto de la existencia.
La mayoría de los compradores de inmuebles llegan de buena fe a la negociación, con poca experiencia, con dudas, desconfianza, dispuestos a pagar el precio con recursos adquiridos con mucho trabajo. Casi siempre complementan el pago con lo que una entidad bancaria les ofrece, sin conocer el proceso ni la ritualidad que se debe seguir para que un negocio de compraventa de un inmueble llegue a su fin de manera segura.
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